TEATRO DE IRRISIÓN
o
TEATRO DEL ABSURDO
Lic.
Fernando Godoy
.
Un día
Samuel Beckett caminaba por una de las calles de su barrio parisino, cuando de
pronto un vagabundo se acercó y comenzó a agredirlo, a golpearlo fuertemente.
Beckett terminó en el hospital y el
vagabundo en la cárcel. Al salir del hospital Beckett fue al lugar donde estaba detenido su agresor
y le preguntó cuáles habían sido sus motivos para agredirlo, ya que ambos no se
conocían. El otro le respondió: “no sé,
no sé”.
Se
dice también que un día Arthur Adamov estaba parado cerca de un ciego que pedía
limosna. Adamov observaba la acción. Un momento de aquellos, dos jovencitas
pasaban delante del ciego, conversando animadamente, y sin notarlo le
empujaron. Entonces comenzaron a cantar: “Cerré los ojos. ¡Era maravilloso!”.
Se dice
entonces, que tal vez, en estos incidentes, ellos vieron el ejemplo mismo de la
acción absurda, característica de la
condición humana.
Entre
1950 y 1953, Eugene Ionesco, Samuel Beckett y Arthur Adamov estrenaron sus
primeras obras, que habrían luego de
clasificarse, entre otros nombres, en lo que se dio en llamar Teatro del
Absurdo o Teatro de Irrisión.
Estos
estrenos se llevaron a cabo originando verdaderos escándalos, durísimas
críticas, y algunas, las menos, encendidas defensas. Adamov con el tiempo fue
un autor de éxito, Ionesco llegó a ser miembro de la Academia Francesa y
Beckett al premio Nóbel. Y si tal vez no es esto lo que interesa, sin duda el teatro que ellos hicieron o crearon tuvo y
tiene una inmensa repercusión mundial.